CREO EN MANIFESTAR Y ESTO ES LO QUE PASÓ

Tenía 23 años y vivía en Miami. En ese momento no lo llamaba manifestar, pero sin darme cuenta pasaba horas analizando mi vida y escribiendo mentalmente todo lo que quería.

Poco a poco, las cosas que siempre soñé empezaron a suceder: trabajé con mi artista favorito (ese fue el top de los tops ✨), viví con mi mejor amiga, viajé muchísimo… todo lo que en ese momento estaba en mi mente fue tomando forma.

Con el tiempo me di cuenta de que lo que estaba haciendo era darle un propósito mejor a mis pensamientos. No solo imaginar por imaginar, sino visualizar con claridad cómo quería que fueran mis días, mi carrera, mi vida.

Después de mi primera cita con Joseph, por ejemplo, escribí en una libreta todas las cualidades que quería en un hombre. Hoy siempre digo que lo creé en mi propia película, porque resultó ser exactamente lo que soñaba: mi compañero, mi amor y el papá de mis hijos.

Y algo parecido me pasó con LALOLA. Siempre quise tener mi propio negocio, algo que llevara mi sello, que mezclara mis pasiones por la belleza, el diseño y la creatividad. Recuerdo haber escrito que quería un esposo que creyera en mí y me ayudara a hacerlo realidad. Y pasó. Con Joseph a mi lado, poco a poco fui dándole vida a ese sueño que hoy es LALOLA.

Si tuviera que resumir lo que me ha traído hasta aquí serían tres cosas:

Visión, porque desde muy joven pude visualizar con detalle lo que quería.

Intuición, porque confié en esa voz interior que me decía cuándo algo era para mí.🌿 Pasión, porque cuando algo me mueve, lo doy absolutamente todo.

Ahora, como mamá, la vida se siente un poco en pausa. Mis días giran en torno a mi rol más importante: estar presente para mis hijos. Y aunque algunos proyectos avanzan más lento de lo que me gustaría, sé que no significa renunciar a mis sueños, sino vivirlos en el tiempo correcto.

Hoy todavía no tengo el hogar de mis sueños —ese que visualizo todos los días con tanto detalle— y aunque amo donde estamos ahora, sé que no es nuestro forever home. Falta camino por recorrer, pero confío en que voy a llegar ahí.

Mientras tanto, sigo agradecida de que mis pasiones —el diseño, la creatividad, la fotografía, la escritura— se hayan convertido en parte de mi vida y mi trabajo. Gracias a ellas nació LALOLA, un sueño que comenzó en mi mente y que hoy es una realidad tangible.

Y si algo aprendí desde esos 23 años es esto: escribe. Escribe todo lo que quieres en tu vida, sin filtro y sin miedo. Pide tanto como quieras, porque nadie más tiene que leerlo. Cuando lo escribes, te das propósito, empiezas a crear un plan, y tarde o temprano el universo no tendrá más opción que dártelo. ✨